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  • María Elisa Flores

La Dra. Inés M. Flores y su pasión por el arte

“Para ser justa, es decir, para tener su razón de ser, la crítica debe ser parcial, apasionada, política; esto es: debe adoptar un punto de vista exclusivo, pero un punto de vista exclusivo que abra al máximo los horizontes”

Charles Baudelaire; poeta, ensayista y uno de los críticos de arte más importantes del S.XIX.

¿Qué es la crítica de arte?

Al hablar de crítica en el medio artístico en Ecuador, las opiniones están divididas . Para algunos artistas y teóricos del arte, el término es caduco y ha sido reemplazado por la curaduría. Para otros, es una actividad que posibilita la producción de textos que evitarán que los artistas queden en el olvido. En el ámbito académico, la crítica de arte se define como un “género entre literario, académico e incluso periodístico que consiste en hacer una valoración estética sobre las obras de arte, los artistas y las exposiciones”. Sin una definición formal hasta la fecha se podría describir como una antigua disciplina cuya función ha cambiado para adaptarse a cada época, de acuerdo al contexto histórico, político y social. Su práctica se inicia con reflexiones filosóficas y estéticas por parte de filósofos y escritores europeos (en su mayoría franceses e italianos), como Giorgio Vasari en el S.XVI con su célebre obra “Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos”, el filósofo francés Denis Diderot en el siglo XVIII quien se hace cargo de la crítica de los salones bianuales que se realizaban en el Museo del Louvre con una columna publicada dentro de “La Correspondace Litterarire”, Charles Baudelaire en el siglo XIX con dos obras críticas publicadas después de su muerte “Curiosidades estéticas” y “El arte romántico”, Oscar Wilde a finales del S.XIX quien hace una distinción entre el arte y la crítica en su obra “El crítico como artista / La decadencia de la mentira” señalando que “la creación artística sólo puede proceder de un espíritu crítico”. Finalmente a mediados del S.XX Clement Greenberg, defensor del arte abstracto, con su ensayo sobre arte titulado "Avant-Garde and Kitsch", publicado en el Partisan Review donde hace una crítica hacia el consumismo y cómo este influye en el gusto de las personas y por ende en la apreciación del arte. Todos ellos dejaron un legado importante y son los iniciadores de una actividad histórica que va desapareciendo y que debe revivir en honor al arte y los artistas de nuestro tiempo.


Trayectoria

Es reconocida y querida por numerosos artistas ecuatorianos a los que ha acompañado desde sus inicios. Algunos le dicen “madrina” con mucho cariño, otros más cercanos la llaman Inesita. La Doctora Inés María Flores (Ibarra, 1935) es una crítica de arte ecuatoriana con una trayectoria prolífica y destacada dentro y fuera del país.

Ejerce la crítica desde hace aproximadamente 50 años, en los que ha escrito sobre la obra de artistas de diferentes generaciones, entre los que se cuentan nombres como los de Enrique Tábara, Oswaldo Viteri, Miguel Betancourt, Marco Martínez, Carlos Monsalve o Nicolás Herrera. En el 2018 fue nominada al Premio Nacional Espejo a la Gestión Cultural, reconocimiento que otorga el Estado a personajes destacados en las ciencias, la cultura y las letras. Antes había recibido la condecoración Matilde Hidalgo en la Asamblea Nacional, por su trayectoria, aporte y compromiso con el arte y la cultura ecuatoriana.

Doctora en Historia del Arte, en 1969 fue nombrada Directora del Museo de Colsubsidio de Bogotá, institución que junto a la Organización de Estados Americanos (OEA) la becó para estudiar museografía en el Instituto Paul Coremans de México. Durante 5 años fue secretaria general de la Asociación Colombiana de Museos, y luego, presidenta. Después se desempeñó como jefa nacional de Museos y Restauración en Bogotá.

En 1971 ingresó en el Consejo Internacional de Museos (ICOM), donde asistió a varios congresos mundiales. En 1977 fue nombrada, en Moscú, secretaria adjunta latinoamericana de esa institución con sede en París. Y la UNESCO la contrató como consultora para el fichaje de las colecciones patrimoniales de Argentina, Chile y Perú. Hizo prácticas en el Museo Metropolitano de Nueva York por invitación del Gobierno norteamericano. A finales del 1981, el arqueólogo Presley Norton la invitó para asesorar el montaje del Museo Arqueológico del Banco del Pacífico, del que luego fue directora. En aquel lapso, fue designada curadora del Primer Festival Latinoamericano de Arte y Cultura (FLAAC) realizado en Brasilia en 1987. También estuvo a cargo de la Dirección Nacional de los Museos de la Casa de la Cultura. Fue curadora en la exposición en homenaje a Dolores Cacuango, realizada en 2009 en las instalaciones de la UNESCO en París. Es asesora de arte en la Universidad Andina Simón Bolívar y en el Núcleo de Imbabura de la Casa de la Cultura. Además, ha dado clases de Historia del Arte y Museografía en la Universidad del Rosario, Universidad Gran Colombia y Centro Colombo-Americano.


Entrevista

La Dra. Flores me recibe en su casa –libros y cuadros por doquier-, y empezamos a conversar:


¿Cuándo decide usted ingresar a la Escuela de Bellas Artes de Guayaquil? ¿Recuerda alguna anécdota?

A finales de los años 50 estaba trabajando en la revista Catolicismo de la Universidad Católica de Guayaquil como asistente del Director. En cierto momento se hizo necesario un dibujante para las viñetas que precisaba el diseñador y coincidió que la Escuela de Bellas Artes abría sus matrículas. Yo vi una oportunidad y sin pensarlo dos veces me matriculé.


¿Entonces comenzó haciendo viñetas?

No, porque lo que me enseñaron al principio fue lo que enseñan a los principiantes en esos establecimientos: cubos, botellas, etc. Pero en ese ambiente me enamoré de la plástica. Recuerdo el interés con el que yo miraba trabajar a Tábara en una sala dedicada a los egresados. Pero descubrí que lo mío no era la práctica artística, sino la teoría y la historia.


Entiendo que estudió luego fuera del país…

En Bogotá, en la Universidad Nacional, donde me gradué precisamente en Historia del Arte. Después, por cuestiones profesionales, he viajado también a otros países: los de este continente y también de Europa y la Unión Soviética. Lo cual, obviamente, incrementó mi experiencia.


Ud. es miembro del Instituto Internacional de Museos (ICOM), ¿desde qué año?

Desde 1970, al cabo de los cursos (tres años), programados por la UNESCO en México.


¿Cómo ve la situación actual de los museos en el país?

Cumplen, por lo general, su cometido, que es muy importante; porque, como se ha dicho, “los museos son los guardianes de la memoria colectiva de los pueblos”, y el arte es un factor esencial de esa memoria. En otras palabras, los museos responden a una necesidad de las comunidades en términos culturales. Podría añadirse que informan e inspiran.


En el año 2014 se instaló el primer mural femenino del Ecuador en los exteriores de la Casa de la Cultura del Guayas, un mural con la obra de Araceli Gilbert. ¿Cómo se dio ese hecho?

Ese mural es la ampliación del original que está en manos de Marcela Blomberg, hija de Araceli. Ella lo facilitó a solicitud de la entonces, Presidenta de la Casa de la Cultura, Rosa Amelia Alvarado, quien consideró que Aracely merecía por sobrados motivos ser honrada con la aludida reproducción a gran escala. Hay que subrayar, a propósito, el aporte del Alcalde Nebot y la prolija instalación que estuvo a cargo de Carlos Swet. Ese hecho fue la culminación, o la extensión de una muestra importante de la obra de la aludida artista que yo curé en la sala que lleva su nombre en la Casa de la Cultura núcleo Guayas.


Pasando al tema artístico y debido a su amplia trayectoria como crítica e historiadora del arte. Para usted, ¿qué es arte y qué no lo es? ¿Cómo definiría este concepto?

No ha faltado quien diga, y en términos académicos, que “todo es arte”: todo lo que sale de las manos del ser humano. Para mí, la obra de arte para que sea tal debe constituir una creación, debe tener un contenido, decir algo como todo lenguaje y sobre todo debe responder al sentido estético que es propio de nuestra especie.


¿Y qué es para usted, como maestra del oficio, la “curaduría”? Este término tan utilizado actualmente.

Para mí la curaduría es la puesta en valor de un conjunto orgánico de obras de arte en función del espacio destinado a una muestra, contando con la colaboración de un equipo técnico compuesto por museógrafos e iluministas; amén de quien diseña el catálogo, del que escribe los textos, inclusive de los que suelen adherirse a las paredes de las salas que se conocen como “troquelados” y en algunos casos del encargado de la señalética; o sea por dónde deben seguir los visitantes.


¿Cuándo inicia usted sus acciones como gestora cultural en el país?

Todo inicia cuando en 1980 regreso de Colombia a mi país como Directora del Museo Arqueológico del Banco del Pacífico y como conferenciante. Porque he dictado muchas conferencias sobre artes plásticas, sobre todo aquí y en Colombia.


¿Qué nos puede decir de sus experiencias en la fundación de museos?

Tengo los mejores recuerdos de esas experiencias, aunque, desde luego, no han faltado dificultades. Pero el contacto con el arte y con los artistas no tiene precio. He fundado o dirigido algunos importantes museos en el Ecuador y en Colombia, como Colsubsidio en Bogotá, el del Banco del Pacífico en Guayaquil y el de la Casa de la Cultura en Quito.


Entre las publicaciones que ha realizado, ¿cuál le produjo una mayor satisfacción?

El libro que hice sobre la pintora Gloria Gangotena, el del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el de la Universidad Andina…


¿Cómo se sintió al saber que fue nominada para el Premio Eugenio Espejo 2018, y cuando recibió una importante distinción de la Asamblea Nacional?

Con la obvia gratitud hacia quienes tuvieron la bondad de ofrecerme esos reconocimientos.


Habiendo observado la trayectoria de tantos artistas, algunos desde sus inicios, ¿a qué conclusión ha llegado al respecto?

Les quiero mucho a todos, les admiro a todos y anhelo que todos alcancen el éxito. La conclusión es que nuestro país ha sido favorecido por las dotes que han animado a muchos artistas y no le va a la saga a ninguno. La historia de nuestra plástica, diría que, desde la prehistoria es extraordinariamente rica, con algunos nombres sobresalientes a escala internacional.


¿Hace falta la crítica de arte en el Ecuador?

Absolutamente, y espero que renazca en el país. Se necesita al efecto, por parte de quienes la practican, amén de la honestidad una cierta capacidad innata (como el paladar del catador de vinos) y la debida preparación académica que es muy exigente.

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Por María Elisa FLores

Crítica de Arte


Esta entrevista fue publicada en la revista cultural #cartónpiedra de diario #ElTelégrafo el 9 de agosto de 2019.

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